LA NARRATIVA URBANA ESCRITA O RELATADA Y EXPRESADA A TRAVÉS DEL AUDIOVISUAL




La Narrativa urbana escrita o relatada y ex-presada a través del audiovisual,  la composición pictórica y la fotografía, como estrategia didáctica para la formación de la subjetividad del estudiante desde la Educación Artística, como trasunto de ciudadanía.
Luz Adriana Bermúdez Carvajal.
Medellín, 2014

Resumen.
Este artículo es producto de mi tesis de Maestría en Educación desarrollada en el año 2013 con Frank Galeano G,  también docente que lleva por título, CAPTURA DE IMAGINARIOS QUE EMERGEN EN EL ACONTECIMIENTO DESPLEGADO EN EL AULA DE CLASE, DESDE LAS ÁREAS DE EDUCACIÓN ARTÍSTICA Y DE ÉTICA Y VALORES, Tesis de Maestría en Educación. Maestro: Pensamiento- Formación, Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín y de la indagación colectiva con los estudiantes de la IEMM –Institución Educativa María Montessorí– del Núcleo Educativo 920 de la ciudad de Medellín durante los años 2012, 2013, 2014 y 2015,   sobre los imaginarios urbanos del barrio Castilla encarnados en  las  diversas narraciones urbanas escritas y/o contadas oralmente a través de los videos, narradas gráficamente mediante la elaboración de composiciones pictóricas, entre otras producciones elaboradas por los estudiantes desde el aula de clase de Educación Artística, las cuales se constituyen en la expresión cristalizadora del  entrecruzamiento de todo aquello que portan los estudiantes de su Hábitat, el  barrio Castilla,  al aula de clase de Educación Artística y el Hábitat del maestro[1] que lo conforma su saber, su disciplina, su experiencia de maestro y sus imaginarios, los cuales  se tornan en estrategias Pedagógicas –didácticas– para el maestro formar la subjetividad del estudiante desde la Educación Artística, como trasunto de ciudadanía.

Palabras clave: Imaginarios sociales, narrativa urbana, subjetividad, proceso creativo, acontecimiento, memoria del lugar, hábitat urbano, estrategias pedagógicas.


Introducción
Construimos nuestra identidad narrativamente, o lo que es lo mismo, a través de las lecturas históricas y de ficción por medio de las cuales vamos, una y otra vez, componiendo nuestro personaje. Si esto es así, toda educación lo es en y a partir del libro, de la lectura de textos y de libros, tanto en su sentido real como metafórico. Nos formamos leyendo el texto en que consiste nuestra propia vida – que es biográfica– y el texto del mundo, un mundo que está en un papel, que es un texto. (Barcena & Mélich, 2000, pág. 93)
“El cuento ayuda a explicar complejas relaciones prácticas, sus imágenes iluminan el problema vital, lo que no pudo hacer la prosa hízolo el cuento con su lenguaje figurado y emocional” [ Vygotsky, 1989, pág. 27][2]
“Cuál será el sentido que le darán a su vida las futuras colectividades es algo que no podemos decir nosotros en su lugar. Pero, al menos, sé lo que yo querría que fuera ese sentido. Sería la creación de seres humanos que amen la sabiduría, que amen la belleza y que amen el bien común” “Pensar lo que se hace y saber lo que se piensa”. [Cornelius Castoriadis][3]

       El propósito fundamental de toda educación parafraseando los Lineamientos Curriculares para la Educación Artística orientados por el MEN–Ministerio de Educación Nacional– es preparar para el mundo de la vida y en él para el desarrollo del conocimiento, la belleza y el saber. El mundo de la vida implica que el conocimiento, la belleza y el saber no son  entidades aisladas que operen cada una en una lógica  independiente,  por ello una educación   o  una Escuela que atomice consciente o inconscientemente estas esferas no estarán a la altura de los retos  de la sociedad compleja a la que hoy se debe.

La educación artística entra en la escuela, fortaleciendo el desarrollo y la capacidad creadora de los educandos desde una educación integral para el desarrollo de sus dimensiones en donde el proceso cognitivo, psicológico, lo emocional, lo comunicativo, lo social, lo físico entre otros, siempre vayan relacionados sin desconocerse el uno del otro. La escuela entonces se otorga como el espacio propicio para que los estudiantes potencialicen y hallen un sinfín de competencias simbólicas artísticas.
No se pretende dar la impresión de que por el simple hecho de desarrollar un buen programa de Educación artística en las escuelas, se salve la humanidad; pero los valores que son significativos en un programa de educación artística son los mismos que pueden ser básicos en el desarrollo de una nueva imagen, de una filosofía, de una estructura totalmente nueva de nuestro sistema educacional [...] La educación artística no es el único, pero quizá represente el vehículo más eficaz para canalizar el proceso creador de los estudiantes, y bien puede ser quién responda por la diferencia entre un individuo creativo, capaz de utilizar con flexibilidad sus conocimientos, de aquel que sólo acumula información mecánicamente. (Lowenfeld & Brittain, 1980, págs. 17-20)
El maestro en el aula de clase entiende que a través del arte el estudiante fuera de potenciar el pensamiento creativo y habilidades , el estudiante aprende también a ser respetuoso con su cultura y con los demás, porque adquiere conocimientos, confianza de sí adquirida desde el hacer y el valorar todo lo que lo rodea. El maestro de artes está convencido de que a través de los conocimientos teóricos y pragmáticos incorporados en el estudiante a través del arte, el estudiante inventa y/o de sentido vivenciales a su propio mundo y al mundo del otro. El maestro de educación artística da con frecuencia a los estudiantes la oportunidad de crear constantemente con sus conocimientos actuales, para expandir la disposición de una acción futura creadora
Las  narrativas urbanas escritas por los estudiantes, y contadas a través del video y/o expresadas gráficamente mediante la composición pictórica, la fotografía o cualquier otro cachivache, encarnan los imaginarios[4] sociales de un colectivo social singular y manifiestan  los más íntimos deseos, miedos, ilusiones, iconos, ambiciones y todos los sentimientos, percepciones e interpretaciones del hábitat urbano del estudiante cuando han sido tamizados o filtrados en el aula de clase.
Las narrativas urbanas materializadas en cualquier soporte– relatos escritos, videos o  en la composición pictórica, que en esta indagación llamaremos  cachivache–, son la encarnación o incorporación de los imaginarios de ambos hábitats –el hábitat del estudiante y el hábitat del maestro– cuando ellos se encuentran en el aula de clase . El cachivache entonces,  es el rastro, la huella, la pista que permite recrear el acontecimiento que diariamente se desvanece en el aula de clase. Esta investigación recoge estas pistas, las registra, las rotula y las recrea para mostrar un momento imprescindible de la escuela.
Lo que se hace en el aula de clase de Educación Artística diariamente se desvanece, la intención es dejar este registro a través de un blog digital,  como memoria que genera sentido y da de qué hablar; además de que son utilizados como estrategia didáctica para la formación de la subjetividad del estudiante, desde la Educación Artística, como trasunto de ciudadanía. Las últimas líneas a manera de cierre, son el retrato de instantes en la escuela a los que se les da la palabra y con las que iniciara luego en una segunda parte como continuación,  otra conversación con las visiones ideales de la escuela.
Se utilizaron las narrativas urbanas de los estudiantes como estrategia pedagógica en el área de  Educación Artística a través de la elaboración de un ejercicio de articulación de  todo aquello que pasa en la vida cotidiana de barrio y de los lugares y trayectos urbanos que frecuentan en la cotidianidad los jóvenes de la IEMM, que a través del recuerdo son traídos a la memoria, y donde dichos recuerdos de instantes fugaces que por muchos motivos aparecen como percepciones e  imágenes contenidas, represadas que hay que liberar y otras exorcizar mediante la creación artística que de múltiples formas nos re-crea y en la cual nos recreamos al   elaborar el video, la composición pictórica, la escritura del relato urbano y que luego se narran en el taller, como sustrato de las diversas expresiones artísticas que emerge en el aula de clase como acontecimiento  que se  expresa y se registra, se sistematiza y son subidas al blog virtual, como una manera práctica de ser  releídos de nuevo por los estudiantes autores y además para ser socializados a la comunidad educativa y al colectivo social en general del barrio Castilla de la Comuna Cinco de la ciudad de Medellín, lugar y morada de los estudiantes.
Se reconoció en este ejercicio, que la narración- memoria urbana, sin importar como se ex - prese  y a través de que medio se manifieste,  es una herramienta pedagógica creativa– estrategia didáctica–  y  efectiva para  la enseñanza de las artes y en la formación de la subjetividad del estudiante, como un trasunto de ciudadanía  y para el conocimiento de la cultura y el reconocimiento del otro y de uno mismo  a través de compartir y entender el proceso creativo que se genera y se estimula desde las artes.
Todo ello en contraposición a un barrio que se percibe como violento, sin esperanza, sin belleza, sin referentes poderosos y con muy pocos ídolos que provoquen de forma optimista a sus ciudadanos (estudiantes), un barrio aparentemente sin imaginarios, se han detectado imaginarios de ciudad soñada, de ciudad ideal que se desea y de la que se tiene la fe que se puede lograr mediante el trabajo y persistencia pero, sobre todo, con el tesón de no perderlos de vista para hacerlos colectivos y convertirlos en imaginarios que, de esta forma, se harán más fuertes, porque se tornan en la búsqueda de la identidad todo un colectivo social, para comprendernos y leernos en nuestra propia cultura, desde la escuela, transformándose esta acción pedagógica en un objetivo pedagógico-social.


REFERENTE TEÓRICO

Colombia ha sido un país es  constante conflicto,  y las últimas décadas no han sido la excepción. La escuela ha sido en todo momento una de las instancias llamadas  a servir como “cura” a esta situación.  Si observamos diagnósticos como los de la Misión de Sabios en el 1996 (MEN, 1996)[5], los planes decenales de educación (Ministerio de Educación, 1996-2006) [6],  dos ejemplos relevantes, es un lugar común  hablar de que uno de los fines necesarios de  la educación es  el de formar y crear las condiciones para generar una cultura de la paz y  la convivencia; lo que no es claro  en la mayoría de estos escritos es la forma  en que aquello se debe lograr, ni tampoco es clara una concepción de principios sobre los que se debe erigir esa cultura de la paz.

Además  de acuerdo a los anteriores textos ya citados en pie de página 4 y 5 arriba, tanto el texto generado por la Misión de los sabios, –MEN, 1996– y el Plan Decenal, coinciden  en que la tarea del educador  debe ser  la de formar ese ciudadano que sea capaz de vivir pacíficamente en comunidad y por tal motivo  insisten en la necesidad  de que el docente oriente su  ejercicio profesional a  ese sentido.  No se trata sólo  de formar sujetos aptos en términos de conocimiento  o formación intelectual sino que el motor que debe impulsar la educación en Colombia es   la formación de un ciudadano que sea capaz de estar con el otro y su ambiente de forma  armónica.

Ahora bien de acuerdo a P. Meirieu[7] “la educación se centra en la relación del sujeto con el mundo. Su tarea es movilizar todo lo necesario para que el sujeto entre en el mundo y se sostenga en él, se apropie de los interrogantes que han constituido la cultura humana, incorpore los saberes elaborados por los hombres en respuesta a esos interrogantes…y los subvierta con respuestas propias, con la esperanza de que la historia tartajee un poco menos y rechace con algo más de decisión todo lo que perjudica al hombre”  (Meirieu, 1998, 70 ).

Pregunta  Hugo Zemelman Merino[8],  a los profesores. ¿Qué concepto de sujeto, niño, adolescente y viejo, manejan los educadores, qué tipo de sujeto piensan los profesores que están entregando a la humanidad? y frente a esta pregunta desde el área de la educación artística en el aula de clase de la IEMM, se plantea la necesidad de la formación de la subjetividad del estudiante y el poder y lograr en el tiempo, ver al estudiante como sujeto que expresa de múltiples maneras una identidad colectiva, que involucra el hecho de construir de manera compartida un horizonte histórico común, al que se refirió Zemelman cuando plantea parafraseándolo que la escuela es ese espacio que facilita la apertura a la subjetividad en la medida en que posibilita la constitución de sujetos- los  sujetos vienen siendo “como condensadores de historicidad–,  Historicidad entendida en una doble acepción: como fruto del pasado y como presente que contiene las posibilidades del futuro”

Para el maestro desde su práctica pedagógica y  para la escuela es un gran reto asumir dicha tarea que propone Zemelman M le es muy difícil hoy en día asumir esta responsabilidad que la sociedad espera de ella, más no es imposible, el configurarse como espacio para la apertura a la subjetividad del estudiante, a corto plazo, porque dichos efectos se ven a muy largo plazo, pero a pesar de que  la tecnología y los medios tecnológicos desplacen, por así decirlo a la escuela y que le mermen su protagonismo que tuvo en el pasado- otros tiempos-  y a pesar de que la vida escolar año tras año cambia un poco la realidad del curso al siguiente, del nuevo maestro que aborde el área de Educación Artística, además los adolescentes cambian rápidamente tanto física como su psiquis, curso tras cursos son más diversos entre los mismos estudiantes año tras año, como también  la realidad de lo que acontece en el aula de clase y por fuera de ella, pero a pesar de ello hoy en día el maestro de educación artística puede abordar su práctica pedagógica como experiencia vital  en aras de aportar a la sociedad lo mismo que a la escuela a esta difícil tarea de todos construirnos como ciudadanos.

Además dice Zemelman M[9], , que Educar supone hacer hablar el futuro por lo cual se hace necesario “transformar a la conciencia histórica en una gran premisa desde la cual pensar y construir conocimiento, esto es muy importante porque esa disquisición epistémica, da lugar a un gran reto a un gran desafío que nos planteó el siglo XX, que es hacernos cargo de nuestro propio destino, hacernos cargo de nuestro propio futuro..., de ahí la importancia del presente potencial, donde el futuro está en el presente en la medida en que seamos capaces de develarlo a través de la practica individual o colectiva, va a nacer ese futuro, de otro modo no hay futuro, pues el futuro no es una ontología que está retrasada en el tiempo, no; esto no solamente porque la historia se construye, sino, que además la historia es construible para muchos propósitos y desde muchos ángulos y con mucho sentido..

Entonces si el sujeto construye las implicaciones de ese desafío.....[...]  que mirado desde el punto de vista del individuo se exprese en creciente complejidad de sus relaciones con las circunstancias sin dejarse limitar o arrastrar por ellas... pues el sujeto se tiene que no solamente dar cuenta de las circunstancias y al darse cuenta y tener conciencia de ellas –   también el poder expresarse a través de una capacidad explicativa, en términos cognitivos....[...] lo que implica el saber colocarse frente a la sociedad, frente a sus circunstancias y después saber, que se hace con ese colocarse, en términos de si se va a apropiar cognitivamente o no y es aquí donde se precisa de la presencia de ese conjunto de facultades de cada individuo...[...]  y eso mirado desde el punto de vista educacional, implica entender la complejidad del sujeto en proceso de expandirse cada vez más; y es lo que podríamos llamar la subjetividad.

Además, es como “capacitarlos para que se autoconstruyan” y donde el concepto de capacitación excede el concepto de “capacitación técnica”; pues es más que eso, es recuperar al sujeto en su integridad de facultades, desde el entendimiento hasta la volitiva, pasando por las emocionales y eso supone volver a recuperar, como se buscaba mucho tiempo atrás  a un sujeto unificado en el conjunto armonioso de sus facultades ... se trata entonces de apuntar a darle estatus a la subjetividad y eso es quizá una responsabilidad del educador, pues con ello en parte recuperamos el concepto de  “Homus Simbólicus” que fue acuñado  por Cassirer en la década de los años 20, SXX, en su texto “La filosofía de las formas simbólicas”, por un lado y además se recupera el sentido del arte como acción sensible y liberadora, donde se retoman ciertos elementos significativos en el cultivo del sí mismo, el cultivo del espíritu y de nuestras culturas locales, como plantea Ernst Cassirer en la siguiente cita:
Hay un dominio del espíritu en el que la palabra no sólo conserva su capacidad figurativa originaria, sino que en su interior  (...) experimenta su nuevo nacimiento a la vez sensible y espiritual.  Esta regeneración se lleva a cabo plasmándose aquélla en expresión artística.  Aquí vuelve a tocarle en suerte la plenitud de la vida, sólo que ésta vida ya no es la vida míticamente ligada, sino la vida estéticamente liberada...(Cassirer, Ernst. 1975, pág157)
Donde el autor  resalta de la expresión artística como un nuevo nacimiento del ser humano hombre, hacia una vida estéticamente liberada, en oposición a aquella otra manera de ex – presarse en la educación artística, en la cual el maestro en su práctica pedagógica instrumental y técnica, todo lo reduce a una técnica proyectada y organizada con la lógica de la sociedad industrial  y mediática, que ata, castra, aprisiona toda aquella dimensión estética sensible que potencia, vivifica y forma la subjetividad en el estudiante, desarrollando en él valores como la autonomía, el respeto, la dignidad humana, y el goce por la vida a través de la experiencia estética, que puede potenciar y propiciar el arte, y enseñar la Educación Artística con sentido vital.

El contexto de la educación para la autonomía le permite al maestro de Educación Artística, comprender el aula como una puesta en escena, en donde la teoría y la práctica habitan como un todo inseparable. El aula se convierte en espacio de creación pero también de convivencia y en esa medida se plantea como un escenario de despliegue de la autonomía puesta en acción.

El maestro de artes puede considerar, que su práctica pedagógica, deben tener un enfoque teórico-práctico en donde las rutinas estén secuenciadas de tal forma que el alumno haga y piense a la vez; pue los alumnos no son actores pasivos de la enseñanza de las artes, el aula les brinda la posibilidad de desplegar su ser a través los diferentes ejercicios técnicos que afina habilidades, y además les permite expresar su condición individual. En un ejercicio artístico el alumno es actor, en el sentido que al expresarse en su obra no sólo es depositario del legado académico que el profesor le brinda sino que también pone en lo que elabora su impronta personal.

La educación en artes ha sufrido un proceso de transformación radical en los últimos 20 años. La transformación del sistema educativo colombiano en la década de 1990 significó una nueva comprensión de la tarea de la escuela e implicó fuertes transformaciones en términos pedagógicos para muchas de las áreas del conocimiento. Una de las trasformaciones más evidentes es la trasformación del área de Educación artística, pues para ella significó prácticamente una reinvención. En un periodo de 20 años, la educación artística en la escuela, ha transitado hasta el lugar en que hoy se encuentra para hacer de la Educación Artística un factor vinculante de la cultura y la educación.
           La Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo no ha pretendido una respuesta, pero ha querido diseñar una carta de navegación que tal vez ayude a encontrarla. Creemos que las condiciones están dadas como nunca para el cambio social, y que la educación será su órgano maestro. [Una educación, desde la cuna hasta la tumba, inconforme y reflexiva, que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes somos en una sociedad que se quiera más a sí misma] . Que aproveche al máximo nuestra creatividad inagotable y conciba una ética y, tal vez, una estética para nuestro afán desaforado y legítimo de superación personal. Que integre las ciencias y las artes en todos los aspectos de la vida, de acuerdo con los designios de un gran poeta de nuestro tiempo, que pidió no seguir amándolas por separado como a dos hermanas enemigas. Que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora, que durante siglos hemos despilfarrado en la depredación y la violencia, y nos abra al fin la segunda oportunidad sobre la tierra que no tuvo la estirpe desdichada del Coronel Aureliano Buendía. Por el país próspero y justo que soñamos: al alcance de los niños. Gabriel García Márquez

La anterior cita de Gabriel García Márquez, deja entender una visión muy clara y concisa sobre el papel que juega el área de la Educación Artística en particular en la comuna cinco de la ciudad de Medellín o en cualquier lugar de Colombia y como, a través de ella, se puede aprovechar y potencializar la capacidad creadora, “que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes somos en una sociedad que se quiera más a sí misma” una educación que propicie la autonomía, y aporte en la construcción de ciudadanía.
El autor parte de la idea de que el artista o escritor nace con una vocación (talento) —capacidad innata para realizar alguna capacidad artística o intelectual como escribir periodismo, hacer cine, danzar o pintar— y unas aptitudes. Dice: “Esto quiere decir que cuando un niño llega a la escuela primaria puede ir ya predispuesto por la naturaleza para alguno de esos oficios, aunque todavía no lo sepa”. García Márquez distingue entre las aptitudes (es decir, capacidades) y las vocaciones como elementos que se complementan y enriquecen mutuamente. “Solo cuando las dos se juntan hay posibilidades de que algo suceda […]”. Pero hay un tercer elemento: la disciplina, es decir, el estudio, el trabajo, el aprendizaje de la técnica. El papel del maestro es entonces el de crear condiciones favorables para el desarrollo de su inclinación artística, fortalecer esos talentos, vocaciones y aptitudes que ya vienen inscritos por la naturaleza en el cuerpo y en la mente del joven estudiante.
“una estética para nuestro afán desaforado y legítimo de superación personal [...] Que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora, que durante siglos hemos despilfarrado en la depredación y la violencia, y nos abra al fin la segunda oportunidad sobre la tierra”. Este fragmento de García Márquez nos alertan de las problemáticas sociales, sobre los procesos erróneos en aquella educación que se distancian de la formación del hombre en lo afectivo, lo moral y lo social, donde la sensibilidad y la creatividad no hacen parte de las preocupaciones educativas y en donde los problemas de insensibilidad, conformismo y agresividad caracterizan las formas de relacionarnos entre nosotros mismos. Es aquí donde la Educación Artística cobra sentido en el hábitat del maestro de arte

Las experiencias artísticas de los estudiantes en el aula de clase y por fuera de ella, son de gran importancia para el maestro del arte, pues él desde su hábitat abre fronteras al conocimiento e imaginación creadora y potencia el pensamiento y la acción de los estudiantes, aportándoles nuevas vías de entrarse en su proceso creativo con confianza para que engendren y materialicen sus propias ideas y propuestas, otorgándole el espacio, las herramientas teóricas, la movilización de la sensibilidad, les da el respaldo y nuevas motivaciones por el gusto artístico, que le aporta al conocimiento teórico-práctico para contribuirle a alcanzar competencias complejas relacionadas con el desarrollo de la capacidad de abstracción, a la construcción de un pensamiento crítico y divergente, y a la apropiación de valores éticos y culturales.

La educación artística entra en la escuela, fortaleciendo el desarrollo y la capacidad creadora de los educandos desde una educación integral para el desarrollo de sus dimensiones en donde el proceso cognitivo, psicológico, lo emocional, lo comunicativo, lo social, lo físico entre otros, siempre vayan relacionados sin desconocerse el uno del otro. La escuela entonces se otorga como el espacio propicio para que los estudiantes potencialicen y hallen un sinfín de competencias simbólicas artísticas.

No se pretende dar la impresión de que por el simple hecho de desarrollar un buen programa de Educación artística en las escuelas, se salve la humanidad; pero los valores que son significativos en un programa de educación artística son los mismos que pueden ser básicos en el desarrollo de una nueva imagen, de una filosofía, de una estructura totalmente nueva de nuestro sistema educacional [...] La educación artística no es el único, pero quizá represente el vehículo más eficaz para canalizar el proceso creador de los estudiantes, y bien puede ser quién responda por la diferencia entre un individuo creativo, capaz de utilizar con flexibilidad sus conocimientos, de aquel que sólo acumula información mecánicamente. (Lowenfeld & Brittain, 1980, págs. 17-20)

El maestro de Educación Artística, en el aula de clase entiende que a través del arte el estudiante fuera de potenciar el pensamiento creativo y habilidades , el estudiante aprende también a ser respetuoso con su cultura y con los demás, porque adquiere conocimientos, confianza de sí adquirida desde el hacer y el valorar todo lo que lo rodea. El maestro entonces,  está convencido de que a través de los conocimientos teóricos y pragmáticos incorporados en el estudiante a través del arte, el estudiante inventa y/o de sentido vivenciales a su propio mundo y al mundo del otro, por lo que  da con frecuencia a los estudiantes la oportunidad de crear constantemente con sus conocimientos actuales, para expandir la disposición de una acción futura creadora

Existe en el maestro de Educación Artística, el imaginario de que la autonomía a través de las artes pasa por una adecuada educación de lo sensible. El arte permite la educación para la autonomía en la medida que educa la sensibilidad. A diferencia de muchas de las áreas escolares, el trabajo artístico pasa menos por la comprensión intelectual y epistemológica de un objeto y se instala en la recreación del objeto y la forma como ese objeto nos afecta, nos toca y nos transforma y hace catarsis.

La clase de artes es una puesta en escena de un espacio para educar la sensibilidad, para hacer catarsis, exorcizar traumas y miedos y algunas situaciones o cosas que afectan a los estudiantes, con ello el maestro aporta al bienestar colectivo, propiciando en el aula la educación de la sensibilidad y la capacidad de crear cuando estoy al lado del otro. . La escuela no forma artistas, no es esa la intención.

Es por ello que el arte debe convertirse en un vehículo mediante el cual se transmitan vivencias de un modo íntimo y directo, en que el proceso educativo que lleva a cabo el maestro de artes reconozca en los estudiantes aspectos de la personalidad, del contexto en el que se desenvuelven y de las propias inquietudes con respecto al presente y al futuro.

De este modo la Educación Artística debe contemplar una acción liberadora, inmersa en el contexto al cual pertenece el estudiante abriendo la posibilidad de que el estudiante crezca íntegramente, consciente de su realidad con lo cual aporta a que se convierta en un ser alegre, tranquilo, creador y crítico. De tal forma que la atención del maestro se centra en motivar la disposición del alumno, la participación atenta en el ejercicio creativo que genera valores sociales e individuales. El maestro de artes no evalúa, prioritariamente, la adecuación de la obra del estudiante al ideal estético requerido sino el ímpetu que la elaboración de la obra implicó.

En el aula de clase como táctica pedagógica, El maestro de artes no dice solamente qué es lo que hay que hacer o con qué. El maestro de artes da las orientaciones en sus propuestas de trabajo en el aula de clase que sirven también para explicitar y motivar la intención que la propuesta de trabajo persigue dando con ello un enfoque y un encuadre a la acción que el estudiante desplegara, es decir el maestro de artes hace referencia a la relación entre las acciones y las intenciones que las dirigen.

Pero, además, el maestro de artes entiende que para el logro de lo que se desea hacer se requiere habilidad creadora, que se logra en la repetición del gesto que hace y que se asimila incorporándose en la memoria del cuerpo, que afina los sentidos, que exige largos ratos de concentración, que exige de esfuerzo propio, de fuerza de voluntad creadora, de decisión, de autonomía, con lo cual el aporta en la construcción de ciudadanía y genera un clima reflexivo y crítico, luego el desarrollo de habilidades técnicas y la formación de la ciudadanía pues “Pensar, reflexionar, no es una acción que sólo ejecute el "espíritu", sino que también es función de un cuerpo socializado.” (Bourdieu, 2000, pág. 115)..

El maestro de educación artística hace del desarrollo de habilidades técnicas su aliada, que se adquiere en la repetición del gesto creador, pues el volver sobre lo que se hace en cualquier expresión artística se torna en una práctica rutinaria, pero muy fructífera dada su manera organizada (así sea inconsciente) de abordar la obra, de optimización el poco tiempo asignado para su área y de los recursos de los cuales se dispone; pues ello permite volver otra vez en retrospectiva para poder re-mirar pensando e imaginando y haciendo reflexivamente sobre la cosa que aparece, para dar giros o continuar adelante, ello da dominio de una habilidad que se potencia para desplegar estrategias en la elaboración y producción de la obra de arte con autonomía en el gobierno de sí mismo necesario en el momento de decidir hasta donde llegar , y concluir la obra de taller –pues son los estudiantes quienes deciden hasta donde llegar, parar, continuar, ensamblar, reconstruir para dar otros sentidos a la obra o lograrle dar factura– que lleva implícita conocimientos, gestos, habilidades, destrezas, percepciones, intuiciones e imaginación creadora.

La asimilación –conversión de información y práctica en conocimiento tácito– constituye un proceso esencial para todas las habilidades. Si una persona tuviera que penar todos y cada uno de los movimientos que realiza cuando se despierta, necesitaría una hora para levantarse de la cama. A menudo, cuando hablamos de hacer algo “instintivamente” nos referimos a un comportamiento a tal punto convertido en rutina que no pensamos en él. Al aprender una habilidad, desarrollamos un complicado repertorio de esos procedimientos. En las fases superiores de la habilidad, hay una constante interrelación entre el conocimiento tácito y el reflexivo, el primero de los cuales sirve como ancla, mientras que el otro cumple una función crítica y correctiva. La calidad artesanal es resultado de esta fase superior en juicios a partir de hábitos tácitos y suposiciones. (Sennett, 2009, pág. 68)

La asimilación –conversión de información y práctica en conocimiento tácito– constituye un proceso esencial para todas las habilidades. Si una persona tuviera que penar todos y cada uno de los movimientos que realiza cuando se despierta, necesitaría una hora para levantarse de la cama. A menudo, cuando hablamos de hacer algo “instintivamente” nos referimos a un comportamiento a tal punto convertido en rutina que no pensamos en él. Al aprender una habilidad, desarrollamos un complicado repertorio de esos procedimientos. En las fases superiores de la habilidad, hay una constante interrelación entre el conocimiento tácito y el reflexivo, el primero de los cuales sirve como ancla, mientras que el otro cumple una función crítica y correctiva. La calidad artesanal es resultado de esta fase superior en juicios a partir de hábitos tácitos y suposiciones. (Sennett, 2009, pág. 68)

El maestro de artes entiende en el aula de clase que todos tienen un conocimiento del cual no son abiertamente conscientes, pues está inmerso en el cúmulo de información que se ha recogido y adquirido durante toda una vida –trátese de una vida corta o de una larga vida– sin embargo sospecha que está ahí esperando a ser utilizado, esperando a ser evocado, eso significa que está tácito. El otro conocimiento es el instintivo, el que se utiliza por rutina, no se evoca, simplemente se presenta automáticamente para permitir hacer cosas repetitivas sin tenerlas que aprender cada vez que se necesiten hacer –es instintivo– de la interacción de estos dos tipos de conocimientos, nacen habilidades que se pueden considerar elevadas o superiores; de esta forma el conocimiento automático no deja divagar y sostiene y soporta; mientras que el otro conocimiento se encarga de atender, percibir, comprender, corregir para finalmente asimilar. Así que nada se deja al azar sino que su entrecruzamiento y unión se configura en un verdadero aprendizaje, con el instinto más la reflexión acerca de lo aprendido de su propia evolución, de su transformación como sujeto individual y que además pertenece a un colectivo social a una cultura singular y al mundo.

El maestro de artes propicia un espacio para hacer memoria del lugar que habitan sus estudiantes, genera un espacio para recordarle al estudiante quien es y de donde viene, como llegaron a habitar el lugar que moran, recordar y hacer memoria, para cuidar lo que se tiene y se comparte en comunidad, para afianzar raíces y lazos afectivos con aquellos lugares que ha servido de nido, de depósito de anhelos y deseos, un leiv motiv que los potencializa desde el presente-pasado a presente-futuro, una memoria que da sentido a todo aquello que hacen y que además sirve de fuente de autoconocimiento y de nuevas experiencias significativas que permiten al estudiante participar de actividades artísticas acordes con sus edades y conocimientos.

El maestro de Educación Artística al enfatizar el carácter simbólico de los recursos que los estudiantes utilizan en la representación y producción de la expresión artística o del texto donde se registra y se narra experiencias urbanas, se indaga por el patrimonio cultural del barrio lo cual utiliza como sustrato para alimentar la obra artística que se produce en taller en el aula de clase.
El registro de la memoria del lugar, los acontecimientos urbanos y en general el conjunto de informaciones, rumores o experiencias urbanas compartidas retroalimenten constantemente las expresiones artísticas, pues son fuente de donde abrevan los estudiantes para su quehacer en el aula de clase y que el maestro de artes utiliza como estrategia didáctica de enseñanza de las artes. Una característica de la vida cotidiana en el aula de clase es la espontaneidad (aunque no toda actividad cotidiana es espontanea al mismo nivel); ya que si nos pusiéramos a reflexionar sobre el contenido de verdad material o formal de cada una de nuestras formas de actividad, no podríamos realizar ni siquiera una fracción de las actividades cotidianas imprescindibles y se imposibilitarían la producción y la reproducción de la misma sociedad humana.

El maestro de artes genera el espacio para que los hechos, eventos o cachivaches creativos generados en el aula, posean integradamente contenidos expresivos de valor estético y ético de aquellas cosa que el estudiante vive en su cotidianidad. A su vez dichos cachivaches, son los pretextos utilizados por el maestro con la otra intencionalidad ético-estética, que le da sentido a aquello que el maestro enseña

Desde este horizonte, el arte de la escuela no es el arte del artista. El aula de clase es un espacio que propicia encuentros, que genera el momento de expresión del estudiante y la posibilidad que él done su palabra, su gesto, su signo. El aula de clase de artes es más un lugar de encuentro, de compartir, de estar con el otro a través del momento del recrear, el aula de clase lleva la creación artística al contexto de la escuela para recordarle que:

“[…] casi todo aprendizaje en casi todos los marcos es una actividad comunal, un compartir cultura. No se trata sólo de que el niño deba apropiarse del conocimiento, sino de que debe apropiarse de él en una comunidad formada por aquellos que comparten su sentido de pertenencia a la cultura. Esto me hace subrayar no sólo el descubrimiento y la invención, sino la importancia del negociar y el compartir, en síntesis, de la creación conjunta de la cultura como objeto de la enseñanza y como paso adecuado para llegar a ser un miembro de la sociedad adulta en la cual pasamos nuestra vida” (Wiskitski, 2002, pág. 49)

Entonces, se considera que todas aquellas estrategias didácticas para la enseñanza de las artes propician la formación integral de los jóvenes; pues el acontecimiento que en el aula de clase se despliega no es el del artista en el sentido convencional, en el sentido del sujeto que se forma en relación con un ideal estético que se debe materializar en la obra, en la narrativa relatada a través de cualquier soporte.  Pue en el aula de clase el estudiante no se despliega como el “artista” o “escritor” en preparación, el estudiante no se encuentra en el incómodo lugar del examinado; el joven no está allí para ser juzgado por el maestro que sabe o le incita a demostrar qué sabe de arte y/o de escritura.

En la escuela que mostramos lo que vale la pena es la disposición con la que el estudiante enfrenta la tarea creativa, que sea capaz de sentarse, de reposar su cuerpo en la formación de su subjetividad en la medida que narra,  escribe, pinta, dibuja, esculpe. Es verdad que el maestro está atento a la formación práctica de sus estudiantes, a la educación del gusto y memorización del gesto, al afinamiento de la motricidad, al manejo de la técnica en el uso de herramientas e instrumentos, a la selección del soporte adecuado para expresar sus relatos urbanos, al conocimiento de las artes desde la historia de los pueblos y las culturas; pero para el maestro de Educación Artística en la escuela,  todo ello es el telón de fondo o el pretexto para que el mismo estudiante reflexione sobre su propio proceso creativo.

De esta manera, vemos que en las expresiones artísticas del estudiante se visibiliza el hecho de ser un habitante de lo urbano: las pinturas, narraciones, maquetas, carteleras revelan un arraigo muy fuerte con lo urbano, con la ciudad; el vínculo que se expresa en el acontecimiento que aflora en la Arena es un vínculo profundo con la ciudad y sus imaginarios, con las calles, parques, esquinas, el bulevar, las placas polideportivas, las terrazas. El joven es configurado por la ciudad y la ciudad es configurada con él, la ciudad y el joven como su habitante se presentan como dos caras de una misma moneda. Antes de llegar a la escuela el joven ya es ciudadano, la escuela reconfigura la relación que el joven tiene con la ciudad pero la escuela no lo re-crea desde la nada, la ciudadanía que forma la escuela es una reconfiguración; podemos decir que en la escuela el estudiante no arriba como una tabula rasa. Castilla como hábitat es el lugar privilegiado donde se configuran los ciudadanos que allí moran, el hábitat de Castilla aparece como un conjunto de “estructuras urbanas y formas de mentalidad y vida, como creación material, como marco de cierto tipo de existencia y como expresión de cambios socioculturales” (Romero, 2011, pág. 79). El joven cumple con aquella sentencia del arquitecto:
 En el alba del siglo XXI es difícil imaginar el destino del ser en un escenario distinto al de la ciudad; en ella somos actores y espectadores, participamos en el colectivo y vivimos nuestra soledad: cueva y morada, plaza y espacio público, la urbe marca con sus ritmos cada uno de nuestros asuntos, desde los más triviales hasta los más sublimes. En esta compleja creación todo es posible, somos como la ciudad que habitamos.[...] En este sentido la cultura ciudadana con todo su bagaje libertario, enriquecedor, potenciador y dinámico se ha tenido que ir formando a contrapelo de la versión e imposición institucionales que pretenden reprimir el resultado ideo-cultural inevitable de un desarrollo como el de la ciudad. (Viviescas M., 1989, pág. 22)

El carácter urbano del estudiante es un elemento indispensable en el retrato del joven habitante de Castilla, ello es una condición que aparece casi de forma evidente en las creaciones que mostraremos a continuación y en algunas que hemos mostrado. Los acontecimientos confrontados con el maestro en la Arena tienen que ver con estas evidencias y pueden ser la causa por la que varios docentes del núcleo 920 consideran que una de las principales tareas en términos de transposición didáctica es la de re-contextualizar el hábitat urbano del estudiante, el aula de clase se convierte en el espacio social en donde la expresión de la ciudad que fluye por los poros de los estudiantes se encarna en muchas de las creaciones artísticas de los jóvenes.






.Ahora bien, el concepto de educación (del  educere 'extraer' o educare 'formar') como ya es ampliamente conocido por todos los docentes, comprende un proceso que se vale de estrategias didácticas y metodológicas en permanente construcción, porque este se va haciendo en la medida que se desarrolla el ejercicio de la docencia como experiencia singular.   Pero nada es estable; los tiempos van cambiando y se ha demostrado que cada época genera o exige sus propias estrategias metodológicas para impartir una educación más adecuada y coherente con la misma y que ya no se basa solo en el conocimiento de los estudiantes dentro del aula de clase sino que es muy importante y fundamental conocer también el entorno urbano de donde provienen ―donde se vive― con sus dificultades sociales, familiares, el análisis y la comprensión que obtienen de su entorno, en fin, de todas las fuerzas que componen su dinámica social y de la incidencia que todo esto tiene sobre los jóvenes estudiantes e igualmente las respuestas de los mismos ante dichos fenómenos; es decir, su vida fuera del aula.

Como hemos visto, son multiples y variadas las formas en que el estudiante puede aprender y que no solo se trata de producir estímulos y darles información, sino también de enfatizar en el “para qué” y en el sentido que posee el aprendizaje de los nuevos saberes y conocimientos, pues lo que  pretende el maestro de Educación Artística, finalmente no es inundar a los estudiantes con un cúmulo de conocimientos de toda índole sino crearles conciencia ciudadana por medio de los valores, el amor y el sentimiento de pertenencia a su colectivo social,  por sus costumbres, por su entorno y su cultura; el valor de la dignidad humana y por el respeto hacia el otro para generar y fortalecer sus imaginarios urbanos y sociales que les permitan buscar el logro de estos siendo mejores personas y ciudadanos que puedan constituir una sociedad cada vez mejor, más equitativa, más justa donde las personas sientan que existen para todos iguales oportunidades de desarrollo; lo cual se logra no solo con la educación sino proporcionándoles herramientas pedagógicas –que el docente de artes desde su saber, desde sus imaginarios y su experiencia vital de maestro, como parte del hábitat del saber del maestro, aporta y lo proyecta en el aula de clase– como son las habilidades sociales, pautas de comportamiento, toma de decisiones, manipulación de técnicas, referentes conceptuales, entre otros.

Cuando el maestro habita la escuela despliega para su práctica, como experiencia vital,  todo un repertorio de acciones que lo constituyen y configuran el ejercicio de su oficio. El habitus del maestro se configura como un imaginario, como percepciones e interpretaciones que lo han atravesado a lo largo de toda su vida, y son los motores o generadores de proyecciones y de cambios que motivan al sujeto a seguir determinadas orientaciones. Estos imaginarios de cada maestro son los que le permiten elaboraciones simbólicas y el desarrollo de su subjetividad y que influyen en el cuidado de sí del maestro, en sus gustos personales, en el estilo de vida y en su forma de desear y de leer su mundo, permitiéndole reconstruir sus más íntimas visiones, utilizando diversas estrategias a través de sus imágenes, sus percepciones, sus modos de representación: su imaginario.

[…] es frecuente que los educadores – en el ámbito por ejemplo de la enseñanza formal- tengan previstas unas metas y unas finalidades, y en ese sentido parece que sus “acciones” intentan conducir su actividad pedagógica hacia alguna parte. Se hacen una imagen de lo que pretender conseguir o de lo que se supone que los aprendices deben lograr. Pero en el sentido arendtiano del termino acción, el educador que actúa no sabe lo que hace hasta que esa acción ha finalizado y puede construir un relato o una narración, a través de una especie de recuerdo reflexivo. (Bárcena & Mélich, 2000, pág. 91)

Desde este horizonte, en las clase de educación artística, se presentan,  los imaginarios sociales, encarnados en todo lo que narran y hacen los estudiantes, dichos imaginarios sociales que además de constituirse en lo que consciente e inconscientemente desean las personas de una sociedad (un conglomerado, un barrio, grupos organizados, etc.) son también las metas que se pretenden  o que se desea alcanzar, no solo para sus vidas sino para el conglomerado en general, para darles otro modelo de vida y de sociedad ideal a sus descendientes, con lo que se proyecta alcanzar una supuesta felicidad.  Como la palabra lo dice es un deseo a futuro, un ideal de transformación, un “sueño” de vida sólida y tranquila llena de oportunidades iguales para todos, como un derecho vital que no se cuestiona, pues todos participan del sueño y de su realización.

Entonces mirar la enseñanza desde esta perspectiva, se puede mostrar,  cómo el cuento o el relato al igual que los vídeos y las composiciones pictóricas, se pueden convertir en una poderosa herramienta pedagógica, no solo para el aprendizaje de los estudiantes en el área de la Educación Artística, sino también para la abordar las diversas acciones del maestro en el abordaje de la enseñanza, ya que a través de esos escritos de relatos o narrativas urbanas escritas o expresada mediante, la elaboración de la composición pictórica y de los videos que nos presentan como producto final de su dinámica social y quehaceres dentro y fuera del aula, podemos tener un conocimiento más profundo de cada estudiante en particular.

El hecho de bordear y acercarnos al  conocimiento de las honduras del alma de nuestros estudiantes, lo cual de por sí es muy importante porque ninguna otra estrategia permite ese conocimiento individual (ni siquiera los test de personalidad porque estos están sesgados), pues a través de sus relatos escritos, y de todo aquello que narran en sus composiciones escritas, pictóricas, y videos,  podremos adentrarnos en su mundo interior y ver cuáles son sus imaginarios, qué piensan, qué anhelan, qué temen, cómo perciben el mundo que los rodea (barrio, familia, institución educativa) y fundamentalmente cómo lo analizan e interpretan; de aquí deviene la importancia de las narrativas urbanas como estrategia didáctica,  materializadas a través de cualquier soporte y que a través de ellas  nos quieren mostrar de múltiples maneras su contexto urbano,  sus trayectos urbanos, sus lugares vivenciales de preferencia, sus gustos musicales, sus vías del goce, que les molesta, a que le temen y los angustia, como se relacionan con el otro y en general  del ámbito en que se mueven, nacidos de las inquietudes que este les produce, al igual que sucede con las representaciones teatrales, composiciones musicales, parodias trovas, etc. 

Se podría pensar y rebatir de que nos estamos adelantando a la enseñanza universitaria pero es bien sabido, como parte de un problema actual, del cual se lamentan muchos profesores universitarios, de que nuestros jóvenes llegan a la educación superior sin saber escribir (incluso muchos profesionales nunca llegan a aprenderlo) por lo que se considera importante que el ejercicio de la escritura creativa y de la narrativa escueta y simple, son herramientas muy poderosas  y eficaces no solo para permitirnos conocer al educando sino también para su desarrollo personal y profesional lo que además funciona como retroalimentación para el profesor y viceversa, al obtener pautas de como direccionar su enseñanza proporcionadas por los mismos estudiantes.

Tratando de tener bases para demostrar lo anterior, nos encontramos con que en el currículo de algunas universidades, contemplan en sus programas  de Enseñanza y aprendizaje de las Artes Visuales y Plásticas  para profesores de artística, el estudio y la utilización de narrativas y los vídeos, como se plantea en el capítulo correspondiente a “La creación de imágenes visuales y la creación de culturas a través de lo visual y lo material”[10] donde existe un aparte dedicado exclusivamente al estudio de los relatos  y las Narraciones, historias, ideales y creencias visuales y materiales,  para las presentaciones y representaciones de las sociedades humanas en las culturas populares, los espacios urbanos, institucionales, públicos y privados; los parques culturales, de atracciones y de consumo, los cuentos, los comics, las revistas, las artesanías y las fiestas populares además de la educación, diversión y goce estético en las categorías morales y estéticas en las producciones visuales todo dirigido al estudiante desde la infancia.

De acuerdo a la anterior tenemos la plena seguridad de que estas estrategias: las narrativas urbanas escritas y relatadas a través de los vídeos y de la expresión gráfica mediante la elaboración de las composiciones pictóricas, no solo son eficaces para conocer al estudiante sino que también  ellas nos van a permitir a los docentes del área e Educación Artística a interpretarlas y por medio de esta interpretación, diseñar y orientar nuestras clases para que sean más coherentes con la vida cotidiana del estudiante, no solo para facilitarle su comprensión sino también para ayudarlo en su proceso individual de hacerse ciudadano.

Es muy importante resaltar que nada de lo que aquí se ha expuesto riñe con las modelos a seguir dados por los lineamientos curriculares ni mucho menos se pretende modificar estos; antes por el contrario servirán para fortalecer los mismos y proporcionar a otros maestros de Educación Artística nuevos elementos para evitar su anquilosamiento, ya que nuestras prácticas pedagógicas de maestros contextualizados, deberían de cambiar de acuerdo al desarrollo de las sociedades, a las culturas locales en donde se inscribe la vida de los estudiantes, para no quedarnos olvidados o perdidos en la comunidad global, que finalmente es la que va moviendo al mundo y no podemos ser ajenos del todo a ella.

Parafraseando a Greenson Ralph[11], se puede decir que al igual que en el psicoanálisis,  donde la asociación libre y las narraciones verbales del paciente (producción de material) son los elementos más importantes para que el analista comience a conocer el inconsciente de su paciente donde están enraizadas sus emociones, sus neurosis, sus expectativasel paciente finalmente es el que tiene la verdad sobre sí mismo; de la misma forma, las narrativas de los estudiantes le permiten conocer al docente lo que se mueve dentro de sus estudiantes: sus angustias, sus inquietudes, sus expectativas respecto al presente y a su futuro, es decir, sus imaginarios, dándole de paso una imagen de cómo concibe su mundo lo que es una producción importante de material que puede ser enfocada desde lo subjetivo hasta lo general.   O sea que las narrativas de los estudiantes se constituyen en material valioso, en textos sociales que se estatizan en la base intelectual de sus principios, los que actúan a manera de archivos emocionales e intelectuales de la comunidad estudiantil.

De la misma forma que el material verbal que produce el paciente para su psicoanalista, estos relatos cuando son analizados eficiente e integralmente (desde lo educativo, lo psicológico, lo social, etc.) le permiten ver al educador los “gritos” de ayuda, como llamados de atención, de sus estudiantes para que estos sean interpretados al igual que lo hace el psicoanalista, lo que hace a las narrativas un material tan importante al igual que lo es la teoría de lo que se le debe enseñar.

Al analizar finalmente todas las narrativas en conjunto, es muy importante destacar de que a pesar de que las narrativas (ya fueran ficticias o reales) siempre mostraron que existen entre los estudiantes derroteros importantes a seguir para alcanzar una vida ideal y que son planteados eficiente e inteligentemente a través de sus múltiples historias, constituyéndose en imaginarios válidos que están enraizados y que se han transmitido (se podría decir de generación en generación) desde los primeros habitantes del barrio o sus fundadores desde 1960 año en que se fundó el barrio a través del ICT (Instituto de redito territorial y de las invasiones ilegales de tierras por personas desposeídas de la vivienda.

Es evidente, después de conocer los relatos urbanos de los estudiantes  que no todos sus imaginarios son positivos o de esperanza, o acerca de la ilusión de progreso o de transformación social, pues estos jóvenes son y han sido sometidos a terribles presiones, a pesar de las cuales siguen con sus vidas en un estado de aparente normalidad; tampoco se puede generalizar que todas las familias son disfuncionales, pero sí se percibe algo de ello lo cual es apenas normal y justificable cuando se vive en un conglomerado donde aberrantemente la autoridad emana de lo desconocido, presentándose a veces grandes dicotomías para el joven, pues no solo está sometido a la autoridad del padre o de la madre sino también a la de gente extraña o ajena a su familia, porque se imponen a través del miedo y del terror, creándose fuerzas diferentes que someten a los jóvenes a tomar locas decisiones, pues a veces tienen que escoger entre escasas alternativas ninguna de las cuales es buena, ni la mejor, pues tanto la inclusión como la no inclusión o la pertenencia o no pertenencia a esos grupos puede ser letal, lo que les crea condiciones extremas que pueden favorecer la frustración, la desesperanza, la depresión, el miedo y todo lo que se deriva de la falta de tranquilidad y de “normalidad” social.

Como hallazgo encontrado en lo que relatan los estudiantes en el aula de clase de Educación Artística, cabe destacar que cada una de estas narrativas urbanas muestra a jóvenes (niños y niñas) de una extraordinaria fuerza ante la adversidad (resiliencia) a pesar de la cual siguen con sus vidas y con su entusiasmo estudiantil, sin dejar perder de vista a sus sueños e ideales (sus imaginarios), fenómeno que vale la pena estudiar para obtener una comprensión más profunda del mismo, que bien podría ser el ejemplo para generar pautas para otros jóvenes que crecen en situaciones más favorables, libres del miedo y sin el peso oneroso de esas tensiones injustas.  No creo que los jóvenes de estas historias se hayan acostumbrado a sus vidas desafiantes, ya que no están desprovistas de aventura donde juega un papel muy importante el azar (a veces las balas no pegan donde fueron apuntadas), ni que hayan abandonado su autocuidado, más bien parece por sus mismas narraciones, que estos chicos y chicas enfrentan sus vidas riesgosas con mucha responsabilidad y valentía, saliendo audazmente de sus casas (aunque en algunas historias no parece que así fuera) lo cual es vital para su felicidad.

Para terminar es supremamente importante el notar en estas historias, cómo los imaginarios son tan poderosos que no desaparecen ni se dejan de lado a pesar de todos los factores negativos ya mencionados, demostrando una vez más que existe un gran juego de poderes y que por lo general se impone el poder del deseo sano y esperanzador de un crecimiento y desarrollo social como base para el fortalecimiento de la sociedad.  Es una fuerza natural del ser humano:  el romper los límites, romper parámetros que es parte o rasgo de nuestra condición humana, como plantea a Zemelman M, 2005 “ ...quizá, uno de los rasgos de la condición humana supone romper con los parámetros, pero además de la condición humana que está en constante quiebre consigo misma en nuestro afán de crecimiento, porque, porque hay otros hechos que se nos imponen por y desde la sociedad, pues también hay parámetros que la sociedad impone que  se expresan en formas de pensar, de sentir y de decir.

Por último hay que  resaltar que el maestro desde su experiencia vital utiliza los Imaginarios sociales encarnados en la Narrativa urbana escrita o relatada y expresada a través del audiovisual,  la composición pictórica y la fotografía, como estrategia didáctica para la formación de la subjetividad del estudiante desde la Educación Artística, como trasunto de ciudadanía, además de que el maestro se contextualiza y  ve en el barrio como hábitat de los estudiantes una fuente de donde abrevar y lo  lleva al aula como un asunto de tejer ciudadanía viva se vuelve “un trampolín” que se ofrece como un sinfín de posibilidades y se abre como un espacio a manera de espejo para pensar con el estudiante la relación con el otro, pues también somos los Otros y lo Otro (la ciudad y el lugar que habitamos).

En el aula de clase, las expresiones artísticas son la manera de ex – presar, y liberar aquello que el estudiante es, aquello que lo hace diferente, aquello que le aporta identidad; todo aquello que sucede en la Arena son las fibras que de alguna manera se tejen para formar la subjetividad del estudiante. En una ida y vuelta permanente el espacio vivencial de la Arena ofrece sus propios problemas y pone en escena situaciones que pueden generar en el estudiante otras comprensiones de quién es y cómo se relaciona con un hábitat urbano y con su comunidad; las expresiones artísticas le permiten al estudiante avizorar un futuro, contemplar nuevos horizontes y explorar sin afanes nuevas posibilidades de ser con el otro, nuevas posibilidades de convivir y habitar los lugares.

Luego, dichas narrativas urbanas para ser socializadas con la comunidad educativa configuran otro nuevo texto, apareciendo ellas en otro soporte           el blog,  que aquí llamamos el “Álbum digital[12] del Aula de clase, “La Arena”, Lugar del acontecimiento, como archivo soporte técnico de registro de momentos singulares y fugaces que seduce y sugiere un modo de pensar y de hacer,  dotado de un sentido de proyección al futuro”, el cual se convirtió en un archivo contenedor que se expresa como un texto visual, como un soporte técnico del registro, como un archivador de momentos únicos, todo aquello que acontece in situ en el aula de clase, donde se  señala el valor oral y visual de unas imágenes archivadas sistemáticamente por la maestra y muchos de sus estudiantes y que  luego son narradas por ellos mismos y por los demás maestros de otras áreas, intentando con su particular forma de relatar visualmente, descifrar el por qué son afectados los estudiantes en este territorio, que es el sito donde habitan, lo usan socialmente, lo padecen, lo gozan y  en el cual se apropian de sus diversos espacios de diferentes maneras, como un modo singular de habitarlo de re-crear y aportar en mirar de otra manera el territorio el cual a su vez y de otra forma también re-crea, transforma a esos estudiantes  y las relaciones que se viven en sus propios espacios de recreación, de formación, de morada y de su vida.







[1] El Hábitat de formación del maestro no es un territorio físico sino la geografía virtual que el habita y desde donde elabora el escenario de su actuar: los libros que cita, los personajes de los que habla, la frases que constantemente repite, las leyes a las que acude, los ejercicio-talleres de los que dispone, sus poses y ademanes, los sitios web en los que consulta, los libros de texto con los que trabaja se van convirtiendo, por la fuerza de la costumbre y la repetición, en el espacio en donde el maestro habita. El hábitat de formación del maestro es una geografía, un lugar en el que el maestro reside, la geografía de sus imaginarios se convierte en su morada y desde esa morada configura su acción de maestro.  Bermúdez C, Luz Adriana;  Franck Javier Galeano J,   2013,  CAPTURA DE IMAGINARIOS QUE EMERGEN EN EL ACONTECIMIENTO DESPLEGADO EN EL AULA DE CLASE, DESDE LAS ÁREAS DE EDUCACIÓN ARTÍSTICA Y DE ÉTICA Y VALORES, Tesis de Maestría en Educación. Maestro: Pensamiento- Formación, UPB. Medellín. Pág. 148
[2] Vygotsky, L,S., El desarrollo de los procesos psicológicos superiores, Barcelona, Akai, 1990
[3] Citado en “Leyendo a  Castoriadis”, por  Juan Manuel Vera, Trasversales nº 2, 2006
[4] “Los imaginarios son un conjunto de imágenes y de signos, son objetos de pensamientos con alcance, con coherencia y eficacia variantes cuyos límites se redefinen constantemente” Silva, 2008, pág. 138,  1° edición Anthropos. México

[5] “Que Colombia requiere un nuevo sistema educativo que fomente actividades científicas y tecnológicas, así como culturales y socioeconómicas. Ello permitirá una reestructuración conceptual y organizativa y la generación de nuevos valores, comportamientos, actitudes cognitivas y prácticas organizacionales adaptadas al mundo moderno”. p30 

[6] En el primer plan el objetivo de la educación en Colombia es: “La formación de seres humanos integrales, comprometidos socialmente en la construcción de un país en el que prime la convivencia y la tolerancia”. P. 8 .  En el segundo plan por ejemplo se habla de “Comprometer al Estado, la sociedad civil, los medios de comunicación, el sector productivo, las ONG, las comunidades educativas y las familias, en la corresponsabilidad intra e intersectorial, hacia una educación en y para la paz, la convivencia y la ciudadanía democrática” (MEN, 2006) 

[7] Meirieu, Philippe. (1998).Frankenstein Educador . Barcelona: Ed. Laertes
[8] Seminario de políticas públicas y Educación,  (04) Sobre la naturaleza del Estado-Educación , , orientado por el CREFAL._Educación en América Latina. Mpg, Michoacán,  México, 2010.
[9] 011- El conocimiento por la pertenencia del sujeto,  en conferencia realizada en el VIII Encuentro Regional de Investigación Educativa organizado por el CREFAL, 2005 en Hidalgo, México, 2005
[10] http://www.ugr.es/~demuplac/guia_docente/Gu%C3%ADa%20APRENDIZAJE%20Y%20ENSE%C3%91ANZA%20ARTES%20VISUALprimaria.pdf

[11]  Greenson ralph, 1980, ediciones siglo XX, pag 60 a 65
[12] La dirección del blog de Ed, Artística de la IEMM, corresponde a este Link: